Nunca lo sabremos a ciencia cierta, pero es muy probable que el ingeniero atascado en el célebre embotellamiento de la Autopista del Sur camino a París, aquel domingo del '66, haya estado leyendo -durante alguna insoportabilidad de aquellos interminables días- el ignoto cuentito que relata cómo hoy el San Martín tardó más de una hora en llegar desde la estación Palermo hasta Villa Devoto.
Es todavía mucho más probable que se haya preguntado Será posible tanta casualidad.
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