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Mostrando entradas de 2011

Presentación tardía en un día de lluvia

Siempre que me acuerdo, desde hace unos cuantos meses, intento llevar a todos lados un cuaderno muy pequeño para tomar nota de algunas ideas que se me ocurren cotidianamente y que pienso que vale la pena anotar en el cuadernito. En realidad, son más bien determinados patrones de ilación de ideas que, en el trajín diario, pasan desapercibidos para mí; lo que trato es de hacerlos concientes y explícitos a través de la escritura. Es decir, lo que me interesa mostrar no es tanto el qué de mis pensamientos, sino más bien el cómo . A veces trato de desentrañar esos patrones reconstruyéndolos en mi cabeza en forma de planos cinematográficos, o fantaseo cuentos que pudieran relatar una historia según esas maneras de articular ideas. Obviamente, nada de esto me llevó a escribir ni un guión cinematográfico ni un cuento, pero al menos tengo un blog. De cualquier manera, de a poco me voy dando cuenta de que lo que escriba en este espacio no siempre tendrá que ver con esos explicitar esos patr

Don Julio amenaza con Cortarle la cabeza al Zar

Nunca lo sabremos a ciencia cierta, pero es muy probable que el ingeniero atascado en el célebre embotellamiento de la Autopista del Sur camino a París, aquel domingo del '66, haya estado leyendo -durante alguna insoportabilidad de aquellos interminables días- el ignoto cuentito que relata cómo hoy el San Martín tardó más de una hora en llegar desde la estación Palermo hasta Villa Devoto. Es todavía mucho más probable que se haya preguntado Será posible tanta casualidad.

Surrealeando 1

La opresión simbólica de los refractarios revolucionarios del siglo XX ha dado por conclusión la innumerable sospecha de haber querido participar de lo que fue el mayor robo del siglo XXI. Así pues sí, el portentoso portero del Atlético Madrid se ha sacado las ganas. Sin necesitarlo, pero también sin quererlo, no fue posible dar con su paradero. Quién lo hubiera dicho, aquel energúmeno de ojos tristes ha matado a su madre. Dado con ello al Louvre, he estado muchas veces allí, queriendo concluir que lo que pasó no fue un asesinato, sino un viaje en tren, nada menos ni nada más. Déjense de joder, que no es canalla, si es podenco, pero nadie lo sabrá. Al ver verás como tus dientes comienzan a sangrar por la jodida carne, pero no sin antes caer al abismo serpentino de lo esplendoroso de las rocas. Es que no puedo evitarlo, todo ello fue un sueño. Sin más armas en la mano que un 10 en la camiseta, la luz fue todo lo que necesité, así me escabullí por lo que otrora era una pantalla, para no