La opresión simbólica de los refractarios revolucionarios del siglo XX ha dado por conclusión la innumerable sospecha de haber querido participar de lo que fue el mayor robo del siglo XXI. Así pues sí, el portentoso portero del Atlético Madrid se ha sacado las ganas. Sin necesitarlo, pero también sin quererlo, no fue posible dar con su paradero. Quién lo hubiera dicho, aquel energúmeno de ojos tristes ha matado a su madre. Dado con ello al Louvre, he estado muchas veces allí, queriendo concluir que lo que pasó no fue un asesinato, sino un viaje en tren, nada menos ni nada más. Déjense de joder, que no es canalla, si es podenco, pero nadie lo sabrá. Al ver verás como tus dientes comienzan a sangrar por la jodida carne, pero no sin antes caer al abismo serpentino de lo esplendoroso de las rocas. Es que no puedo evitarlo, todo ello fue un sueño. Sin más armas en la mano que un 10 en la camiseta, la luz fue todo lo que necesité, así me escabullí por lo que otrora era una pantalla, para no